Elon Musk, el reconocido líder detrás de Tesla y SpaceX, sostiene que hay una posibilidad casi nula de estar viviendo en lo que entiende como la “realidad original”. Según sus propias palabras, estamos hablando de probabilidades tan pequeñas como una entre miles de millones.
Esta idea no es nueva: se vincula con la teoría filosófica del argumento de simulación, propuesta por Nick Bostrom, un académico de la Universidad de Oxford. Bostrom sugiere tres escenarios posibles: que ninguna civilización llegue a crear simulaciones realistas de sus antecesores; que puedan llegar a hacerlo pero decidan no hacerlo; o que, efectivamente, nosotros ya formemos parte de una de esas simulaciones sin sospecharlo.
Investigaciones de instituciones como el MIT y la Universidad de Bonn han explorado maneras de detectar si nuestra experiencia tiene que ver con una simulación. Algunas teorías indican que podría haber una “cuadrícula” subyacente en el espacio-tiempo o pequeñas irregularidades observables, como si el universo tuviera “píxeles”.
En resumen, Musk apuesta a que la creación de simulaciones realistas es una tecnología inevitable, lo que abre el debate: ¿y si lo que vivimos no es la realidad, sino una copia extremadamente elaborada y sofisticada?
