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Brecha salarial: ¿cuál es el rol de la educación permanente?

Recientemente fue el Día Internacional de la Igualdad Salarial, una fecha que nos enfrenta a
la numerosa evidencia de la innegable disparidad en la distribución de los salarios. Los datos
que refleja la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que realiza el INDEC en sus distintos
informes indican que en Argentina hoy las mujeres ganan por hora un 16% menos que los
hombres, incluso realizando la misma ocupación, en el mismo sector e igual cantidad de
tiempo, en empleos que comparten las mismas características como la formalidad o el
tamaño de la empresa.
Se trata de un hecho que se sostiene en el tiempo, a pesar de los múltiples intentos por
achicar la brecha, y es producto de “la transformación histórica de la modalidad de trabajo
que trajo la Revolución Industrial, pasando por el avance en materia de desarrollo de
derechos sociales y políticos entre 1963 y 1973, volviendo a caer al momento de la
diversificación del trabajo”, asegura la Lic. Sol Herrera Prieto, Directora de la Academia de
Entrenamiento y Desarrollo de la Cámara Argentina para la Formación Profesional y la
Capacitación Laboral.
Según la especialista, “las variables que componen esta brecha son muchas: participación
laboral, tipo de ocupación, nivel educativo, participación en la toma de decisiones y
fundamentalmente los salarios, éstos no han acompañado nunca el desarrollo de las
mujeres en el mercado laboral”. Pero sobre todo, a nivel social, las mujeres suelen buscar
trabajos más flexibles y compatibles con las demandas domésticas y la dinámica familiar,
esto las ubica en un panorama laboral en empleos de menor calidad y de menos horas,
resultando también en ingresos inferiores.
Ante esto, “nos apremia como sector observar y revalidar la formación entre las mujeres,
tanto para achicar la brecha desde lo cultural como desde lo económico: para que las
mujeres puedan formarse de manera igualitaria y competir con los hombres, bajo las
mismas condiciones sin importar lo que culturalmente las condiciona (hijos, casa, familia y su
responsabilidad de cuidado); y para que el mercado laboral deje de lado las justificaciones
invisibles sobre ese 16% menos que las mujeres perciben en comparación con sus colegas
varones, formados igual que ellas, con las mismas competencias y acreditaciones
académicas”, expresa Herrera Prieto.
En este sentido, la referente de la Cámara Argentina sugiere que el sector de la educación –
sobre todo de la permanente- tiene un rol fundamental como promotor de un cambio de
mentalidad y compromiso del sector laboral, y también en materia de políticas públicas que
acompañen en la diversificación del trabajo con las mujeres, por ejemplo: revalorizando
aquellos proyectos formativos que enaltezcan las cualidades de las mujeres que los
abordan, y que las conducen mejor y más capacitadas al mercado laboral, sin dejar de lado
el status formativo equitativo a la hora de charlar remuneraciones justas.
Para la especialista, “la formación permanente busca ampliar el alcance de todas las
personas del sector económicamente activo para que puedan incluirse en el mercado laboral
si no tienen formación universitaria, para que mejoren sus condiciones laborales formándose
ya sobre unos estudios y en un trabajo, y brindando herramientas de crecimiento profesional
en nuevos y diversos ámbitos productivos creando las carreras que queremos y que el mercado necesita; pero esto tiene que estar acompañado desde la base por una gran perspectiva de género que se comprometa a abordar los proyectos educativos haciendo hincapié en las diferencias sobre las mujeres desde el momento de la formación hasta su desarrollo en el mundo del trabajo, ya sea éste autónomo, en relación de dependencia, de oficio, STEM, de puestos de alto nivel o de toma de decisiones, público o privado”. Y agrega, “atendiendo la desigualdad desde la formación, pensando a largo plazo en la inserción de las mujeres en el mundo laboral, podemos comenzar a cambiar aquellas condiciones silenciosas que poco a poco las han dejado de lado, provocando también una pérdida enrome de
talento en el campo del conocimiento y del trabajo en nuestro país”.

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