Como gran parte de los países, Argentina suscribió a la Agenda 2030. Estas son una serie de metas a alcanzar como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Una de las más importantes implica garantizar educación inclusiva de calidad en menos de una década. Sin embargo, en materia educativa tenemos varios objetivos pendientes, con resultados que hacen dudar que podamos cumplir con las metas acordadas. Hoy, la realidad muestra que más del 50% de los argentinos no finaliza sus estudios secundarios, el 30%, entre los 18 y 24 años no estudian ni trabajan, y sólo el 4,5% ingresa a la universidad. Sumado a ello, la transformación digital produjo una revolución en los modos y formas de trabajo. En los próximos años el 50% los puestos laborales van a cambiar demandando capacidades que aún no son consideradas en términos educativos. La demanda de formaciones cortas, de 2 meses a 2 años, de rápida inserción laboral es la tendencia en materia educativa. Por su cualidad como principal generador de saberes en oficios, habilidades y competencias, la Educación No Formal (conocida como Educación Permanente) crece a una tasa del 600% en Argentina. Destaca por ser la alternativa más inclusiva que además engloba formatos diversos, tanto presencial como virtual, y no distingue edad ni conocimiento previo. La Educación Permanente no excluye la necesidad de incrementar espacios y alternativas de educación formal accesible e inclusiva, es complementaria a la formación académica a la vez que actualiza el conocimiento. Asimismo, toda la Educación Formal Superior, tanto terciaria como universitaria está ampliando su oferta de educación continua, de trayectos cortos, buscando adaptarse a esta coyuntura que no es ajena a lo que sucede en el Mundo. En este contexto, la formación y la actualización permanente resultan un excelente recurso para el crecimiento y permanencia laboral. Así como también, en esta acelerada coyuntura que estamos viviendo, la Educación permanece como el motor de cambio por excelencia y la única variable “constante” que permite la formación continua en habilidades y competencias que exige el mercado, e incluso para las que se vienen. La promoción de políticas públicas y la inversión en educación, tanto privada como pública, implicarán un compromiso con el desarrollo sostenible y permitirá acercarnos a las metas planteadas en la Agenda 2023. Mejorando la calidad de vida, el empleo y los recursos económicos, algo que anhelamos los ciudadanos y a lo que aspiran alcanzar los decisores políticos.
*Acerca de Guillermo Suárez. Doctorando en Ciencias Sociales en Facultad Latinoeamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), con Maestría en Administración de Negocios. Universidad Siglo 21, Maestría en Relaciones Internacionales. Centro de Estudios Avanzados Universidad Nacional de Córdoba. (Finalizada. Tesis aprobada con 9 y recomendación de publicación, Diplomado Superior en Desarrollo Local, Territorial y Economïa Social. FLACSO. Argentina (Trabajo Final)- Asimismo, es Lic. Relaciones Públicas e Institucionales Universidad Siglo 21. Coach Ontológico certificado por Newfield Consulting y Universidad del Desarrollo. Chile. Especialista Gobierno Digital por Banco Interamericano Desarrollo. Medalla de Oro por el Aporte a las Ciencias Sociales siendo un reconocimiento internacional por ESERP, Business School. Barcelona. Fue Secretario de Educación Semi Presencial de Escuela de Posgrado EPOCA, Unidad Académica de gestión autónoma de USAL con las Universidades Complutense de Madrid, Carlos III de Madrid, Paris X Nanterre, Paris I Pantheón, Sorbonne. Fue Miembro de la Mesa Directiva de Universidad Siglo 21. Docente Experto de Grado y Posgrado. Actualmente Presidente de Identidad Argentina, organización fundada sobre la Innovación y el Conocimiento. Vicepresidente de la Cámara Argentina de Formación. Profesional y Capacitación Laboral. Vicepresidente de Fundación Arte Móvil.